Uno de los componentes más espectaculares de Revive es su tablero personal. Como si fuera un sofisticado panel de control, los jugadores lo utilizarán para usar sus cartas (deberán elegir si optan por los beneficios de la parte superior o inferior) y podrán desbloquear nuevas ranuras para máquinas que les facilitarán moverse por el mundo. Eso sí, no hay que olvidarse de la energía para hacerlas funcionar.
Si los tableros personales son todo un alarde, el tablero central no se queda atrás. Desde la grieta central, los jugadores deberán explorar los territorios en busca de asentamientos que poblar y zonas ricas en recursos para intentar construir estructuras a su alrededor. Por otro lado, cada tribu cuenta con un poder especial que puede orientar la estrategia desde el comienzo de la partida.
Y aunque de buenas a primeras el juego pueda intimidar por su volumen o aparente complejidad, lo cierto es que el reglamento se puede resumir en una norma básica: en tu turno puedes hacer hasta 2 de las 5 acciones disponibles o bien hibernar (que sirve para recuperar cartas y ganar algunos recursos). Las cinco acciones son: jugar una carta, usar el conmutador, explorar, repoblar y construir. ¡Así de simple!
Al finalizar la partida, los jugadores se anotarán puntos de diversas procedencias, incluyendo los artefactos recogidos, las tecnologías investigadas, el marcador de progreso y los emplazamientos repoblados. También por su carta de artefacto, que se reparte al principio de la partida, y que consiste en tres retos distintos por los que cada jugador puede puntuar. Por cada artefacto de un mismo tipo, los puntos se multiplican exponencialmente, con lo que se pueden sumar muchos puntos por esta vía.
En Revive se pueden ganar puntos de muchas formas, no hay un único camino hacia la victoria. Los jugadores que disfrutan encadenando acciones y buscando las mejores estrategias para optimizar sus recursos van a disfrutar mucho con este título. Las distintas tribus, que a su
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